El Trabajo
es una actividad económica-social, realizada por el hombre que le permite
obtener un ingreso económico necesario para satisfacer sus necesidades, a la vez que facilita el progreso social, a
sus familias y comunidades,
El
concepto de trabajo decente fue
propuesto por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a fines del siglo
XX, en un contexto socio-histórico crítico, de fuerte deterioro de las
economías, de las condiciones de trabajo y de la idea misma de trabajo.
El “trabajo
decente implica acceder al empleo en condiciones de libertad y de
reconocimiento de los derechos básicos del trabajo. Estos derechos garantizan
que no haya discriminación ni hostigamiento, que se reciba un ingreso que
permita satisfacer las necesidades y responsabilidades básicas económicas, sociales
y familiares, y que se logre un nivel de protección social para el trabajador y
los miembros de su familia. Estos derechos también incluyen el derecho de
expresión y de participación laboral, directa o indirectamente a través
de organizaciones representativas elegidas por los trabajadores y
trabajadoras” (“Explora. Construir Futuro con trabajo Decente” MTEySS, Ministerio de
Educación y OIT. Argentina 2012. Pág. 12)
Según visualizamos en el Video ”TrabajoDecente: un mundo mejor comienza aquí” podemos identificar las características
del mismo:
●
Erradicación
del trabajo infantil;
●
Erradicación
del trabajo forzoso;
●
No
más desigualdad;
●
Prohibición
de trabajos peligrosos;
●
Libertad
de asociación sindical;
●
Libre
expresión;
●
Dignidad
laboral;
●
No
discriminación Laboral;
●
Derecho
a la seguridad y protección social;
●
Mejor
calidad de vida y una jubilación digna;
●
derecho
a una correspondiente retribución por el trabajo realizado
●
estar
libres de un trabajo excesivo, tanto por su duración como por su intensidad, y,
en este sentido, la conciliación del tiempo del trabajo con el tiempo de vida
Prioriza
el “trabajo Digno”. Donde el sueldo que ganamos alimenta, educa, nos brinda
seguridad y protección, nos da una mejor calidad de vida, nos permite tener una
mejor jubilación, etc no solo para nosotros como individuos sino también para
nuestra familia.
Viendo
más allá del video. Trabajo decente es un derecho humano, significa: trabajo
registrado, salario justo (acorde a la
ley), igualdad de oportunidades, periodos de descanso (ya sea entre jornadas o
vacaciones), vacaciones pagas, protección social, ambiente seguro,
sindicalización…. Es importante que conozcamos , y como docentes dar a conocer
a nuestros alumnos, los derechos que tenemos y que los mismos se encuentran
legislados, más allá de toda reglamentación interna organizacional, en la
Constitución Argentina. Es importante reconocerse como sujeto de derecho y
agente de cambio.
Como
escuela, como directivos, como docentes DEBEMOS involucrarnos en la realidad de
nuestros niños. ¿Es nuestro trabajo? creemos que sí. Que antes que profesores
de matemática, de lengua, de ciencias, somos profesores de la VIDA. Hay que
enseñarles a nuestros alumnos DIGNIDAD, algo que en los sectores más marginales
(y en los que no lo son tanto) pareciera no existir, o ser una letanía.
¿Cómo
enseñarles? ¿Con qué actores? Cada segundo que pasamos con ellos es una
posibilidad de acercarles una palabra, un conocimiento, un consejo.
Desde
lo formal pueden organizarse talleres con profesionales de concientización,
aunque creo que con voluntad es algo que cualquier persona puede transmitir. En
estos talleres deben participar alumnos, padres, docentes, directivos y toda la
comunidad que rodea a la escuela. Los coordinadores de curso, aunque no todas
las escuelas los tienen, son personas que pueden hacer de enlace entre los
alumnos, la comunidad, etc. Creo que, aun con la escasez de personal y de
recursos que hay en las escuelas, sobran herramientas para aportar un granito
de arena y empezar a hacer la diferencia
y dejar de lado la indiferencia.
No
naturalizar las condiciones indignas de nuestros alumnos y sus familias, no
etiquetarlos de “casos perdidos”, Aprovechar cada clase, cada reunión, crear
espacios y talleres de concientización para la comunidad entera. Después de
todo, las escuelas deben ser espacios abiertos para toda persona que quiera
aprender y mejorar.
El trabajo
Decente es un derecho, un derecho humano, un derecho social, que implica
varias dimensiones:
- Empleo
- Protección
social
- Dialogo
social
- Igualdad de
oportunidades
- Libertad
- Aplicación de
las normas internacionales de trabajo.
El
concepto de “Trabajo decente” se reinstala desde la idea de que el problema del “trabajo no es solo un problema de cantidad sino también de calidad.”2
El trabajo decente
demanda a una valoración moral y ética de acuerdo a la postura asumida por la
OIT, que no puede estar subordinada a la economía, a sus transformaciones en la
globalización como tampoco puede estar subordinada a las crisis financieras. La
Organización Internacional del Trabajo promueve que el desarrollo económico sea
acompañado de un desarrollo social paralelo; los países deben generar
oportunidades de trabajo para todas las personas, trabajos decentes de calidad
que contribuyan al bienestar de los trabajadores de todo el mundo.
El logro de las condiciones de trabajo decente supone el desarrollo de acciones que han sido
agrupadas por la OIT en función de cuatro objetivos:
El sociólogo francés Robert
Castel en el artículo Regreso a la dignidad del trabajo, plantea que el trabajo tiene
tres componentes:
- el “no empleo”
- “la sobrevaloración del trabajo como imperativo
categórico para ser respetable”
- y un "no trabajo" del que surge la
estigmatización del que no trabaja desde la idea de ociosidad culpable.
El primero hace referencia a
la falta de trabajo, la no existencia de suficientes puestos de trabajo y la
existencia de muchas personas que desean
trabajar. Lo que no lleva al segundo aspecto: las personas que tiene trabajo se sientan
amenazadas a perderlo, esto los lleva a aceptar cualquier tarea sin tener en
cuenta las condiciones laborales y las personas desempleadas al ofrecerse
en el mercado laboral aceptan cualquier trabajo para poder sobrevivir y dejar
de vivir del que trabaja y así ser socialmente respetado.
Y por último, existen los llamados
pobres malos, que son considerados por muchos como aquellos que viven a
expensas o son parásitos de los trabajadores, quienes ven que sus salarios se
adelgazan, para sostener y mantener a estos que viven mediante ayudas sociales,
que sin el mínimo sacrificio obtienen dinero fácil. Sin embargo, algunas
personas, prefieren convertirse en trabajadores pobres, cuyos esfuerzos y
tareas, no son recompensados, las leyes laborales no son ejecutadas, sus
salarios son indignos, no adquieren beneficios ni protecciones sociales, pero
deben soportar y aceptar, esas condiciones para no ser un desempleado o desocupado.
De esta forma, se institucionalizan y normalizan trabajos precarios
reapareciendo la inseguridad social y con ella la degradación del trabajador y
en consecuencia la calidad de ciudadano.
La sociedad ve de mala forma a la persona desempleada considerándola
ociosa, estableciendo perjuicios de discriminación, indicando que no desea de
salir de su situación actual. Con respecto a esto se da dos alternativas: las
personas que no encuentran trabajo ya que el Estado es incapaz de crear los
suficientes puestos laborales (de servicios, de industrias, de comercio, etc.)
y otros que se encuentran inmersos en planes sociales, donde le resulta más
fácil el subsidio y no buscan un empleo.
Castell, en el mismo artículo hace también referencia a la “Rehabilitación
del Trabajo”, que todas las personas en edad de trabajar podamos acceder y
gozar del mismo en condiciones dignas.
El trabajo decente demanda una valoración ética y moral, es la mejor manera
de luchar contra la pobreza global, la discriminación y la explotación en todas
sus dimensiones.
La socióloga Verónica
Millenar, en “El Tiempo del Desempleo.
Transformaciones en el mundo del trabajo y sus Efectos en la Subjetividad”
nos lleva a reflexionar acerca de
aquella persona que se encuentra desempleada, pero que sin embargo se encuentra
ocupada, que trabaja para su comunidad, en un proyecto de gestión colectiva
para poder sobrevivir.
Desde el punto de vista semántico, el calificativo “decente” distingue el
trabajo como algo digno, satisfactorio, suficiente en calidad y en cantidad. Es
una definición fuerte, si se tiene en cuenta que en el mundo actual predominan
las condiciones injustas, inapropiadas, precarias y exiguas. Este déficit de trabajo decente se traduce en una oferta de empleo
insuficiente, una protección social inadecuada, la denegación de los derechos
en el trabajo y deficiencias en el diálogo Podemos mencionar como ejemplos de Déficit de trabajo Decente: el desempleo, el
empleo no registrado o “en negro”; el trabajo forzoso, el trabajo infantil; la
no igualdad de oportunidades, basada en algún tipo de discriminación; entre otros.